Hoy, Domingo, tarde de sol y con las calles alegres, con sus verdes tranquilos después de largas lluvias... tuve que ir al encuentro del ayer-
Tuve que entrar en el departamento de alguien que su historia y la mía se entrelazaron durante muchos años... la tía de mis hijos.
Entré y me encontré, que aún ella en vida, internada en un geriátrico, el encargado de cuidar de sus cosas, su hermano, metió mano en lo que poco o mucho le pertenecía, y que era la historia de ella y su familia... y despachó todo.
Me dolió mucho ver marcas de muebles, perchas vacías ( todo lo poco que tenía valor ya no estaba....)
Me recosté en la ventana y miré hacia el cielo y recordé cómo ella cuidaba con amor y con pudor sus pertenencias que eran sus historias.
Historias de vida de cada uno de su familia, desde su abuelita durmiendo en una foto dentro de la vieja biblia de tapas negras... hasta algunas pertenencias de su madre y cartas y fotos de hermanos, sobrinos y compañeros....
Allí me embargó esa sensación que no se si es tristeza, desazón o nostalgia.... no lo se definir pero se apoderó de mi y no me abandona.
Porque allí me di cuenta que lo que ocupa lugar en nuestros cajones y en nuestra vida, uno cualquiera," el menos pensado" , será el que entre la basura y Cáritas se deshará de todo sin contemplación.
Porque me di cuenta que lo que para nosotros tiene historia y valor, para los demás se transforma en un montón de papeles y fotos de extraños que no quieren ni perder tiempo en mirar o averiguar a quién pertenecen.
Porque me di cuenta que debo ser un bicho raro, que sin ser de su sangre me sentí tocada y junto con mi hijo , recogimos todo lo poco que hallamos y lo traje a casa.
Con amor y respeto, acomodé sus fotos, sus anotaciones y los santos en sus misales, limpié las tapas de algunos pocos libros ...
Me apenó mucho que la biblia de la bisabuela de mis hijos con su foto dentro no pude salvarla y no se su destino, tal vez la basura... más vale no pienso.
Traje unos adornos que quedaron porque por baratos o feos y sin valor nadie los levantó y los lavé con esmero, los sequé y espero que alguien quiera llevarse alguno para recordar a esa tía solterona que corrió para todos y que sin haber conocido marido, tuvo tantos hijos que, aunque eran de otros, los amaba igual que propios.
Por eso entre esas sensaciones me he puesto a pensar que lo antes posible comenzaré a regalar las cosas que tengo guardadas... porque no quiero que "quién sabe quién" un día deba arrojarlas a la basura y tengan que andar rodando.
Es que traje una bolsa de pequeños zapatos.... y saben? eran de mis hijos cuando eran pequeños...
Y yo puedo asegurarles que recuerdo la historia de cada uno de ellos, cuándo los compramos y qué travesuras hicieron con ellos puestos...
¡Pasaron 40 años y ellas los guardaba! Qué cosa tan rara para estos tiempos verdad? Casi sin sentido dirían algunos.
Y traje una caja de música, que rota y de poca calidad, nadie la quiso... pero la abrí le di cuerda y sonó.... la misma canción que su dueña escuchó tantas veces y que la hacía soñar.
Tantas pequeñas, viejas, sucias, rotas cosas que habían quedado y que con amor las rescatamos del desprecio.
Las restauraré y les buscaré dueño, como hago con mis plantas cuando se multiplican en exceso.
¡Ah...! y no debo olvidarme de comenzar a regalar de a poco todo lo que he guardado durante tantos años... (aunque duela).
Quise compartir esto con ustedes, porque con seguridad iba a sentirme más aliviada una vez que se los hubiese contado.
Y resultó así, me he aliviado....
Hasta pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario