Entre sus labios y desde el centro de su pecho, sale como un silbo en el viento la carga que pesa.
Se eleva entre copas de árboles cercanos y distantes y aún así no se pierde, sigue y sigue.
Corre junto con el ancho río color león, bravo, traicionero... pero no se asusta... prosigue su viaje hacia el destino elegido.
Mientras va como un esquí silencioso sobre el agua, va cobrando velocidad y sale raudo hasta la otra orilla.... y le busca....
Roza cabezas, juega con cabellos, despeina a una niña y le afloja el moño...levanta faldas y sacude banderas... y no se detiene en nada.... sigue y sigue...
Golpea una ventana mal cerrada y se asoma una abuela temerosa... aprovecha entonces... da una agachada y se filtra en esa sala...
Recorre los rincones y espía los recuerdos... sale por la banderola y curiosea los rosales del patio antiguo, sube por la escalera y en la terraza juega largamente con la ropa bañada por el sol y planeando sobre una sábana blanca, se catapulta, toma vuelo y llega al cielo.
Entre nubes de algodón pronuncia un nombre... le responden... le entregan el consuelo tan ansiado y dando la vuelta no se detiene hasta llegar al reposo de la mujer sufriente.
Vuelve a posarse en los labios entreabiertos, se detiene cálido, y el suspiro, con la respuesta ansiada, descansa buscando su origen, justo en el centro del corazón herido.
Se eleva entre copas de árboles cercanos y distantes y aún así no se pierde, sigue y sigue.
Corre junto con el ancho río color león, bravo, traicionero... pero no se asusta... prosigue su viaje hacia el destino elegido.
Mientras va como un esquí silencioso sobre el agua, va cobrando velocidad y sale raudo hasta la otra orilla.... y le busca....
Roza cabezas, juega con cabellos, despeina a una niña y le afloja el moño...levanta faldas y sacude banderas... y no se detiene en nada.... sigue y sigue...
Golpea una ventana mal cerrada y se asoma una abuela temerosa... aprovecha entonces... da una agachada y se filtra en esa sala...
Recorre los rincones y espía los recuerdos... sale por la banderola y curiosea los rosales del patio antiguo, sube por la escalera y en la terraza juega largamente con la ropa bañada por el sol y planeando sobre una sábana blanca, se catapulta, toma vuelo y llega al cielo.
Entre nubes de algodón pronuncia un nombre... le responden... le entregan el consuelo tan ansiado y dando la vuelta no se detiene hasta llegar al reposo de la mujer sufriente.
Vuelve a posarse en los labios entreabiertos, se detiene cálido, y el suspiro, con la respuesta ansiada, descansa buscando su origen, justo en el centro del corazón herido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario