Escarchas de sal sobre mis ojos.
Néctar de hiel entre mis labios.
Todo ingresó por el camino
directo a mi interior, a mis entrañas.
Recordé tus dedos
enlazados a los míos
en el momento culminante
de exaltación y amor...
Y fue allí que raudamente
como oleaje de fuego
subió el dolor
formando un grito.
El grito se transformó en clamor
y el clamor en exclamación
y la exclamación en llanto
Y al final....
solo encontré
la conocida angustia!
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