Fin de la fiesta!!!
Quedó el silencio marcando que ya nadie había quedado al final de la calle.
La residencia cerró el portón que daba ingreso a sus parques y jardines...
Se agotó la música, los gritos, las serpentinas y papelitos de colores...
Yo suspiré y luego de beber un poco de agua fresca me dije: ¡Al fin llegó mi hora de descansar!
Me deslicé entre las tibias sábanas y aseguré el cobertor y miré de reojo a Fidel, que gracias a su sordera, permanecía ajeno a todo disfrutando de su profundo sueño!.
Los minutos pasaban lentamente y cuando ya me iba alejando de la realidad y pronunciaba un finalísimo Amén.... escuché un.....
Trac, trac, tracatatrac... a ritmo del desnivel de las baldosas y traqueteando con sus tacones alguien avanzaba en la madrugada.... y como el ritmo por momentos se detenía y a los minutos comenzaba otra vez... me asomé y entre luces y sombras le vi:
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Alta pero encorvada.
Con su peinado de fiesta desarmado, que le cubría el rostro.
El vestido de encaje color beige.
Llevaba el escote profundo y descarado ladeado para un lado.
Esto dejaba un hombro al descubierto.
El otro brazo que había quedado menos impúdico que el anterior, levantaba triunfante y a buen ritmo, una botella que con avidez pegaba su boca a la de ella.
Solamente los zapatos mantenían ese ritmo sincopado, en el silencio del amanecer.
Cuando ya estaba cerca de mi ventanal, levantó el rostro para beber más licor y pude ver como lunares traviesos, pegados por el maquillaje y la transpiración, un sinfín de pequeños papelitos de colores (papel picado)...
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Me acongojó ver que un ojo se veía aún sombreado por unas larguísimas pestañas postizas, pero el otro despojado de la que le correspondía, se le notaba como desnudo y casi invisible.
Ella alcanzó a divisarme entre la bruma del alcohol y la penumbra de la noche.
Y desde allí me atravesó con ese ojo maquillado aún y agrandado con sus sombras de colores... Inmenso ojo azul! Inquietante ojo azul....!!! Duró un segundo su atención y cuando bajó el rostro y trataba de tomar impulso para seguir su ruta... no aguanté más y le grité:
- Señora!? necesita ayuda?
- Nuevamente me enfocó y su boca brillosa, la que realmente se notaba inflada por una exageración de siliconas,...se torció en una mueca que no puede entender... emitió un gruñido y se rió... Su carcajada ronca, de mujer trasnochada, retumbó en la noche silenciosa y vacía.
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Cuando tomó un envión corajudo y entre medios tumbos siguió su trayecto... cruzó en diagonal la calle y se derrumbó sobre un Mercedes azul.
Cómo fue el vuelco del corazón que ocurrió en mi pecho, cuando ví que buscaba en su bolso las llaves para abrir el auto que estaba allí estacionado, como olvidado frente a mi ventanal.
No lo pensé... llamé al 911 y pedí ayuda.... me dijeron: Deténgala hasta que llegue el móvil...
Y así como estaba, en pijamas, en medio de la fría madrugada, salí a buscar a la desconocida e intrépida mujer que a pesar de su estado pensaba que estaba capacitada para conducir un automóvil.
Llegué hasta ella y no había forma de que desista de colocar la llave en el arranque e iniciar la marcha....
Tanta conversación me permitió subir por el otro lado y estando allí me apropié de las llaves y entre charlas, llantos y cuentos.... fue pasando el tiempo mientras esperaba al móvil policial.
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Diez eternos minutos y llegaron los muchachos. Uno de ellos hizo una serie de llamados y yo me retiré .
A la media hora un hombre joven vino por ella y cerrando el auto lo dejó en el lugar por unos días.
Pensé: será el hijo, o el amante, o el hermano... No se quién sería, pero bendiciones para él.... y para mi dormir que aunque corto fue reparador...
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Eso fue todo.
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Fin de fiesta movido para la extraña dama!
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