¡Se puede llorar sobre la ignorancia del mundo?_ ella se pregunta.
¡Su plena ignorancia de lo bueno, lo bello, lo libre, lo sencillo, lo amable, lo amado?
¿Se puede llorar sobre un mundo que tiene sus cuencas vacías?
¿Quién le arrancó sus pupilas?
¿Quién le ha vuelto insensible para los amores?
¡Tiene la boca seca, sin besos ni sonrisas se ha quedado!
Entonces ella, desnuda, se tiende a esperar, lo que siempre espera y no olvida.
¿Qué espera que llegue?
¡Que llegue el amado! Que él traiga sus manos con rosas y la vida del profundo mar en su mirada.
Dime: ¿Qué sabes de él , eternidad bendita!
¿Su nombre?
¡Ricardo!
Ese es el nombre que cuando tú olvides, lo encontrarás en mi corazón impreso.
En mi corazón que nunca olvida...
sábado, 4 de junio de 2011
Pregunta y espera....
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