Dentro de mi, pegado a mis instintos y medio enredado en el laberinto de mi ADN, se encuentra siempre él, mi compañero: mi caballo.
Pero hoy por la tarde, en la que,cosa rara en mi,salí por la avenida para hacer pagos y compras... al sentir la incomodidad de el mundo cotidiano al que me he substraído con no pocas habilidades y subterfugios, hubo un revuelo en mi interior y brioso como nunca, parado en dos patas, relinchó mi caballo negro y salió de mi boca los mejores pensamientos para el colectivero que casi hace de mi un emparedado contra otro, porque se le dio por ir marcha atrás para evitar que lo multaran por pasar la luz roja.
Luego volvió el relincho cuando después de una hora de cola el de la caja no quería cobrarme porque no tenía con qué darme el vuelto.
Y como que no terminó allí la cosa... porque tropecé con las baldosas rotas, porque un señor se pasó en la cola segunda que tenía que hacer para abonar lo comprado, porque me quisieron cobrar de más en las copas que compré.... porque.... porque....
Así entre relinchos, llegué a casa con el caballo cansado.
Y me senté dejando todo de lado y ante el solo hecho de ver a mi "gato-perro" que me estaba esperando ... se apaciguó mi inquietud y algo blando y blanco... dio un sordo resoplo y se acomodó contento... tranquilo... como dispuesto a comer hierba fresca y tomar un poco de agua.
Y sonreí porque por primera vez puedo reconocer y diferenciar a los dos potros que llevo dentro.
El negro guerrero, nervioso, revolucionario... y al otro , el que disfruta de la quietud y la paz.... que es de color blanco.
Si señor, tengo dos caballos en mi interior y hoy los he diferenciado muy bien...
A estar atenta a quién suelto y a quién le doy de comer desde ahora en más, todo depende de mi sin duda alguna.
martes, 11 de octubre de 2011
Caballo blanco y caballo negro.
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