En medio de la piedra y el cemento.
Castigada por la ausencia de una mano que la siembre y la contemple...
Bellamente abierta a la mirada,que asombrada,descubre así un pequeño sol en medio de lo gris que la rodea.
Un pequeño sol, tomado por un débil tallo.
Pero Dios viste a un yuyo silvestre y sin nombre conocido... como al mejor de los Reyes de la Historia.
Mejor que el manto de David, y eso no es poco.
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