Uno, Dos, tres...
Fuerza!
Cuatro, cinco seis...
Sigo subiendo la persiana para que entre la luz por la ventana...
Al fin, entre blanca y celeste, con un color a acero tibio...la luz de luna bañó toda la estancia y el mobiliario.
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Luego, sigo sus rayos y allí la veo ... ilumina un escenario todo blanco en donde infinidad de hombrecillos negros y desnudos ejecutan sus distintas poses.
Algunos en parejas, otros en grupos de tres o más... subidos a distintos tramos del andamio, intercalando banderillas y puntillos...y algunos coronados por el arco de sus sogas conque hacen sus cabriolas y disponen sus valores. Allí se destacan sus cabezas peladas... más allá un gringo calvo se asoma detrás de unos palillos....
Magníficos ... bellos... parejos... aunque dispersos...
¡Cosa ingeniosa quien allí los puso y les dio su ubicación exacta!...
Gran coreógrafo, me dije, buscaré su nombre en algún lado.... por allí debe constar porque es un genio!
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A pesar de mis dolores, me estiré y coloqué mis manos en la escala, llena de días y de noches y mis dedos comenzaron a recorrerla toda, con torpeza.
Recordé algunas cosas olvidadas y puede entender lo que decían. Cada uno en su lugar y pose... un lugar exacto me marcaban....
Hacia arriba y abajo, y aún en un mismo lugar ejecutaba lo que los pequeños desde sus andamios me ordenaban... y comenzó a sonar una balada que hace mucho tiempo no tocaba.
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¡Oh! ¿Porqué se pierden en el tiempo todo lo que con esfuerzo se ha aprendido?
¡Sí !yo recuerdo que hasta cinco horas por días practicaba.
Y mi madre haciendo las tareas de la casa, joven aún, muy bien dispuesta, me decía :
-"Otra vez que no sale bueno!".... Y entonces yo reiniciaba mi estudio practicando tal vez para un examen... no recuerdo.
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El piano con sus teclas y todo lo que me envía ese trozo de papel, blanco de fondo, que es toda una partitura que hace tiempo alguien guardó en forma de himnario, algo dicen... miro todo y sonrío con tristeza...
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El dolor que me acompaña me apuñala, no se quiere ir.... y ya no sigo....
He de cerrar el piano, igualmente el himnario.... pero dejaré que por el ventanal entre la luna con su luz de acero dulce y tibio y esperaré que al ceder el dolor me llegue el sueño.
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