Mariú volvió a acomodarse sobre la fresca grama y tomando una violeta se dedicó a aspirar su aroma con placer... entrecerró nuevamente sus ojos para que su vivencia sea más intensa y luego se dispuso a escuchar más historias.
En ese momento comenzaron a llegar nuevos pequeños, muchos elementales que timidamente se acercaban a ellos tratando de escuchar lo mejor posible.
Otro, más anciano, con un gran libro casi como su larga barba... que asentía, anotaba o soplaba letra cuando el relato se trababa en su rítmico fluir.
Y la hierba se movía como por una brisa y eran "ellos" que lo provocaban y se les oía su reír... ¡Sí¡! el murmullo de los chiste y las risas de estos hermosos, pequeños, diferentes... unos más diminutos que otros que en gran cantidad ansiosamente-tímidos se disponían a escuchar el relato.
-"jijiji! dijo Frijolito.... sí que tienen éxitos mis relatos-historia-cuentos.!"
"Ejem!... Hummm!... Buenobuenitobuenooo!!! Cómo empezaba?... Ahhh.... espera!"
Tomó una reposera que era tan pequeña como él, constaba de unos palillos y agujas de pino y también el asiento consistía de un entretejido de pétalos de margaritas...
Y zúmbate y punchatu tracate pum!!! Ay! Uy! Ey! se le iba de un lado a otro sin lograr armarla, hasta que ¡uf! entre dedos aplastados y golpes a su nariz... llegó a armarla. y ya tendido en su reposera miró a la niña y aunque esta se tapaba todo lo que podía su rostro el se dió cuenta de que la niña se reía...
"Qué de que te ríes tú? Ehh?" - le dijo el que ayudaba a su amigo a que quedase seguro en su cómodo asiento.... un pequeñín barrigudo y rezongón.
" Es que se parece a la Pantera Rosa!!!" - respondió la niña tratando de frenar sus carcajadas.
" Qué?? Las Panteras son de color rosaaaa???...." preguntaron todos los pequeñines al unísono y con entonación de asombro...
No! Se apura a decir Mariú... Así era una pantera de un dibujo animado, pero en la realidad nunca vi una rosada... No! Las panteras no son de color rosa!"
Allí comenzó el relato Frijolito, una vez que se hizo total y absoluto silencio.
"Había una vez un joven con alma de niño, pero de niño con corazón de duende.
El hacía travesuras y yo se las hacía a él."
"Hicimos un largo viaje hacia Argentina y una vez llegados a Buenos Aires, buscó alojamiento...."
"Alojamiento que "yo" le encontré. Le guié al lugar que a mi más me gustaba... Una casa grande, con magia, espíritu libre... Con un jardín encantado en donde yo podía retosar a gusto... Una casa con mucha música. Con una mamá que le decían mamá Gallina y otros jóvenes que iban y venían..."
-"¡Si! yo les elejí un hogar porteño en un barrio tranquilo y seguro con muchos árboles en donde podía jugar... y muchos lugares en donde esconder las cositas que tomaba ¡jijiji!"...
Aquí se detuvo y el duende panzón le alcanzó un pinpollo de campanita lleno de agua fresca con una gotita de miel, para que descanse y lubrique sus cuerdas vocales...
-
"Todo un profesional!!! cómo lo cuidan a estas alturas!!! - murmuró la niña...
Y siguió esperando.....
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