En la soledad de la madrugada, llega el compañero... Un café fuerte y espumoso!
¡Mi alma lo necesita!
¿Pero mi cuerpo?
¡Nada!
¡No importa nada!
¡Bienvenido a mi escritorio!...
¡Hummm!
¡Qué placer ...!
.
Sorbo a sorbo, entrecerrando los ojos, sueño una vez más en tener un cafetal en Colombia!
¡Jajaja!...
Me imagino en una casa antigua y espaciosa, rodeada de verde y de tierra generosa.
Y me imagino que volverá a mi mi salud, haciendo posible que vuelva a correr descalza sintiendo a la pachamama latir bajo mis pies.
Esos segundo que dura el sueño y unos minutos más de café, son suficientes para estar segura que la noche va a ser distinta. He cargado mi espíritu de cosas bellas, de cosas buenas.
Hummmmm! Sabroso y cálido el último sorbo de café se desliza por mi garganta y va derecho al corazón.
¡Rico el moreno! ¡Gustoso! ¡Perfumado!
Hasta mi próximo encuentro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario