Era un tiempo suspendido...
La niña y yo, mirando en el estanque a patos y algún cisne.
Todos ellos barulleros, todos con su plumaje de distintos tonos y matices.
Su paseo por las aguas, era tan tranquilo que solamente las agitaban cuando se dignaban tomar alguno de los trozos de pan que le arrojábamos.
Mientras les dábamos migas blancas a los blancos cisnes, nuestros preferidos....
yo le iba contando a la rubia niña, oyente casual e inesperada, un cuento:" El patito feo".
Ella escuchaba en silencio....
.
-"Ven! Nené! Vamos..." - de lejos dijo la madre.
Imperativa, pero sin agresión, fue la llamada y la orden.
La niña se levantó obediente pero como en cámara lenta.
.
-"Vamos! Veeen!" - insistió luego de un rato su madre.
Mis ojos y los suyos se encontraron.
Sentí pena por el suspendido final del cuento.
Sentí pena también por el fin de ese instante de pleno encanto.
La pequeña se fue y a mitad del camino se volteó hacia mi... juntó sus dedos y haciendo paloma agitó sus alitas de dedos rosados
Y con gran ternura le dio un envión para que llegara hasta mi su carga de ternura...
Dobló el camino, se perdió entre las plantas y para mi se nubló la tarde....
No hay comentarios:
Publicar un comentario