NUEVA VIDA!

viernes, 13 de junio de 2008

Sonidos y personajes urbanos de los 40



LUGAR:
Los años 1945/7, Avenida Alvarez Thomas en la Capital Federal de la ciudad de Buenos Aires.

SONIDOS Y PERSONAJES URBANOS
Los sonidos de la cosa urbana...

El grito del diariero :" quinta la Razón, quinta", mientras recorría las calles por las tardes porteñas. Llueva, truene, frío o calor, solamente dos días no se les oía con su pregonar: el primero de mayo (día del trabajador) y el 3l de Diciembre (fin de año).

El tranway (tranvía), colocaba una música cotidiana al escenario que rodeaba a negrita, semejante al sonar de violines y de chelos...maravillosa compañía era para ella,cuando a toda hora,y sobretodo de noche, le llenaba sus oídos con sonares tan agradables y familiares que despertaba su frondosa imaginación.

Como si fuera una eterna batucada, los cascos de los caballos repicaban a distintos ritmos y diferentes intensidades, sobre el empedrado de la avenida. Cada carro con su caballo, diferente en peso y tranco... según
la actividad que debían llevar a cabo, producían ese repiqueteo dispar que resultaba simpático y amado en "el todo" del entorno.

Entre los que realizaban sus tareas, dependiendo de carros a tracción a sangre, se pueden numerar rescatándo las imágenes y sonidos entre la nebulosa del recuerdo.... a.....

* El hielero: Caballo percherón, de paso seguro, y con las distintas paradas impresas en su cerebro, pues sin orden de rienda alguna, él llegaba a la casa del cliente y se detenía y allí quedaba quieto como estatua, mientras su dueño ejecutaba el tallado de los distintos trozos.
Este esculpía , cual Miguel Ángel, las barras de hielo, logrando con su cincel y a golpe de maza... cubos cuasiperfectos del tamaño que necesitaba cada uno de sus clientes.

* Panificación Argentina (venta de pan callejera):
Cuando llegaba el carrito liviano, con sus caballos estilizados e inquietos,( parecían corceles de carruaje de príncipes por lo armoniosos), hacía sonar el triángulo o una trompeta y antes de llamarse a silencio... todos los niños de la cuadra salían como gorriones , en bandadas con sus caras ansiosas a efectuar sus compras.
Casi todos llevaban en las bolsas largas de papel madera algún panecillo tibio y oloroso extra, para ir paladeando por el camino.

* El Verdulero:
Este, tenía un carro más pequeño que los otros.Su caballo, por ende,no llegaba a ser percherón porque era una tanto más bajo que ellos.
Su mercadería era traída de las quintas de las cercanías por eso eran frescas y tiernas sus verduras y olorosas sus frutas... siempre de estación por esa razón. Más bien en ese entonces no podía conseguirse ningún producto que no fuese perteneciente a la estación que transcurría. Más aún, correspondiente al mes que se cursaba.
Era tan así, que sin temor a equivocarse, uno podía saber a qué altura del año estaba, tan sólo por el aroma que salía del carro o de cualquier verdulería de la zona...

Había otros que vendían en exclusividad: papas, cebollas, ajos y carbón. También podían tener agregado la venta de semillas para aves.

*El Basurero:
Ellos tenían un carro grande, alto, pesado y estos sí que llevaban de tiro a dos percherones gigantes que al igual que su carro desfilaban lenta y pesadamente con su pátina de mugre y su olor desagradable.
Esto ocurría porque no era como ahora que se usan las bolsas de plástico ultrarresistentes y bien cerradas y que son éstas las que se revolean con destino al camión moderno que las compacta y se las "traga", no! En esa época... se dejaba la basura en un tacho forrado en papel de diario bien paradito en el cordón de la vereda y el recolector lo revoleaba con destino a las manos de su compañero que iba parado en la montaña de basura que se iba acumulando dentro del carro y entre sacudida y sacudida, algo se escapaba y le daban ese toque particular al carro, a los caballos y a cada uno de los trabajadores.... todo a cielo abierto... todo investigado, estudiado, olfateado y guardado en la memoria de negrita.

* El escobero:
El carro del escobero, llevaba un sólo caballo que no trotaba, más bien cepillaba el empedrado y de tan cargado que iba casi no se le veía.
Si! Ni a el caballo ni a su dueño se les podía observar bien a simple vista porque estaban prácticamente sepultados por todo lo que transportaba.
Verlo llegar era mágico.!!!
Era una gran montaña de sillas de paja, sillones de mimbre, escobas, escobillones, plumeros y plumeritos....
¡Cuánta cosa para tan poco caballo! - pensaba la niña mientras miraba todo y caminaba al trotecito a su lado, sin tener que correr para nada....

* El Pescadero
Este no usaba caballo.... Pero sí era a tracción a sangre... la propia ...porque él era el que pedaleaba llevando su triciclo con un contenedor delante en donde llevaba sus pescados y sus cuchillos y balanza.
En cuanto alguien efectuaba una compra... los niños corrían a observar cómo, junto con el sonar del cuchillo y las cuchillas, raspa que te raspa el cuerpo del pescado, haciendo saltar las escamas que se transformaban en pequeños trozos de nácar que cuando eran traspasados por la luz, se convertían en pequeños arcoíris que inundaban el espacio que rodeaba tanto al triciclo como a los pequeños que estaban muy cercanos a la zona de trabajo.

* El lechero:
Este tenía un carro impecable, lleno de tarros muy altos y fríos, de aluminio o de hojalata galvanizada.
Y también tenía unos jarros medidores que iban colgados de las manijas de los mismos haciendo su música particular.
Cuando bajaba a visitar a sus clientes, llevaba consigo un tacho junto con el jarro medidor y saltando abandonaba su carro( quedando las riendas cruzadas y descansando) mientras su caballo se paraba en una y otra pata y trataba de aguantar a los niños que le visitaban...
Una vez en la casa de un cliente, cruzaba directamente la puerta y atravesando el patio ingresaba a la cocina, en donde la dueña de casa le dejaba la jarra o el hervidor con las monedas a un lado. Por ese detalle el vendedor sabía si quería un litro o más y tomando las monedas las tiraba por el bolsillo estirado de su bombacha bataraza...
Y allí otro sonido: el del tintineo que efectuaban en cuanto se encontraban con las que ya habitaban en el fondo del mismo....

* Varios:
Cada uno con su triciclo correspondiente, más o menos importante,más o menos ruidosos, más o menos ligeros... pasaban pregonando tratando de llamar la atención con versos o cánticos para que los niños pidiesen y rogasen hasta el cansancio, y así sus padres accediesen a gastar unos centavos.
Entre ellos pasaban los heladeros : los niños le corrían al grito de... "helado Lapoña para el vendedor que se lava la roña con agua colonia".
También pasaba el que vendía manzanitas azucaradas todas cubiertas de pochoclo.... en un triciclo que tenía en la parte superior del cubículo en que transportaba su mercancía un cofre de vidrio en el que se podían apreciar tanto las riquísimas manzanitas, como los higos cubiertos de caramelo y un colchón de pochoclo ( pororó) blanco inmaculado y que hacía el deleite del paladar de los niños.
También pasaba el manisero... jajá... éste si que resultaba simpático porque lo que llevaba como carro tenía la forma de locomotora y debajo tenía el carbón o madera que mantenía calientes a los maníes y por la chimenea salía un humito con olor a maní tostado.... hummm!!!
Al costado tenía unas barricas con lupines salados, que casi siempre compraban los mayores.
Y en verano con sus carros tirados por ellos mismos, estaban lo que ofrecían: "Colorada y calada la sandia".. si no me equivoqué así pronunciaban la palabra sandía... deliciosas , frescas y jugosas....

Y así ... todo esto y mucho más se plasmó en la mente, en la retina, en el alma y en el corazón de negrita.... no quería olvidar nada de lo que le había dado "su cuadra de la calle Alvarez Thomas al l600".

Su mundo urbano, mágico, inolvidable, maravillosamente conservado en alguna fotografía, en un relato y en sus recuerdos.... porque ese cambio que arrasa con todo, transformó lo auténtico de ese pueblo, de ese barrio, de esa gente.... en variedad de negocios y boliches... cosas que nada tienen que ver con esos años.
La negrita sentida, ya grande, lloró y se enfermó su espíritu y su cuerpo cuando quiso reconocer algo de ese tiempo y no halló nada.
Pero mejor la pongo... la traslado... con sus cinco añitos... su delantal escocés... su falta de incisivos... su permanente crecida y con sus ojos de bolitas saltarinas... mirando la actualidad y diciendo:


¡ QUE DESPERDICIO!!! ME CACHOENDIE!!!



Chau!!!



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