NUEVA VIDA!

domingo, 18 de octubre de 2009

Los dos MARADONAS



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Diego Armando Maradona: Nació en un barrio carenciado, sin educación , con una gran virtud: saber cómo pegarle a una pelota y llegar a apuntar un gol que quede en la posteridad.

Un iluminado por la vida, Dios le había dado un don que le iba a llevar a la cima.

Cuando llegó y se vio solo porque no podía confiar plenamente en nadie, que tenía que rendir siempre, que no se podía dar el lujo de vivir la noche, las mujeres, todo lo que ahora podía conseguir. Ser aceptado delante de Príncipes, Presidentes, gritado y ovacionado como Dios.

Y el se lo creyó.

Y él se perdió.

Y aún se lo cree y no escucha a nadie.

Si! Es el Diego, el que llegó a pasar todos los límites, el que nos llevó al delirio del triunfo y al delirio de la expectativa y el dolor cuando más de una vez le creíamos muerto.

Resucitó como la cigarra, pero no ha aprendido nada. Sigue soberbio, sordo a los consejos y presto a escuchar lo que no debe.

Así fue que en estos días nos llevó de la misma forma que ayer a la gloria, a un triunfo que fue totalmente empañado por sus palabras obsenas y sus gestos peores aún.

Le dijeron Dios y se la creyó.....

Pero hay otro Maradona

Se llamaba Esteban Maradona.

Doctor en medicina, de buena familia, de una desencia y una rectitud como pocos y menos el anteriormente evocado.

Un doctor que por hablar de justicia se tuvo que exiliar en el Paraguay y de allí fue que prestó sus servicios curando y auxiliando tanto a los pro y los contra....

Con el tiempo y volviendo para Argentina, estando en una pequeña estación de tren, Estanislao del Campo-Formosa , escuchó el pedido de socorro para una parturienta en problemas y el tomó su maletín y allá fue....

Terminado su trabajo cuando volvió se encontró con dos cosas, que el tren ya lo había perdido y con personas del pueblo paupérrimo, que le rogaba que les curase, que se quedara.

Así fue como entre indígenas que con el tiempo amaron y respetaron esa voz tranquila, esa humildad y amor con que eran tratados... le llamaran Doctor Dios.... y aunque Dios hay sólo uno, bien merecía este Maradona que se lo adjudicaran, durante casi 50 años estuvo al servicio de los pobres y desposeídos. Les consiguió desde ropa, comida, vacunas.... hasta enseñarle a hacer ladrillos para levantar sus casas.

Doctor Dios: pero este Maradona no se lo creyó. Simplemente como médico y como hombre siguió trabajando y dando lo mejor que podía en el servicio al otro.

Sea quichua, toba u ona,
La tribu no importa mucho;
La caridad llegó al indio
Por manos de Maradona

El dijo:"Vuelvo con las manos vacías, todo lo he dado / Luz de las estrellas para alumbrar el camino / Mi corazón humilde, se lo ofrecí al destino / Regreso pobre de amor, de ensueño y de esperanza / Una carga de lágrimas, sólo ésta he traído / Un dolor puro y santo como un niño dormido”.

Pobreza de amor, refiere Maradona; seguramente un signo conocido por aquellos amantes que no consuman el deseo amoroso, la imposibilidad de realizarse en esa soberanía. Sí el tuvo un amor que murió al poco tiempo de fiebre tifoidea. Uno sólo, solamente un amor!

Pero hay algo que es incuestionable en Maradona: su altruismo, el servicio humano prestado en esas circunstancias históricas, fruto de su llama hipocrática.

A cincuenta y un años después, acaso como un Ulises que vuelve a su Ítaca, Maradona regresaba a su provincia natal: Viejo, cansado y enfermo.

Cincuenta y un años atrás quedaba una historia personal viva, fecunda, generosa; un diario personal tanto o más interesante que el de su par, René Favaloro. En esa alegórica forma de concebir la curación física que practicaba a sus paciente "con un poco de agua y viento" yacían su posición filosófica y su perspectiva antropológica, las que lo llevaron a estudiar, desde ese punto vista, los poderes curativos de ciertas plantas en la selva formoseña.

A poco de morir, el metro cincuenta y tres que ostentaba su humanidad ya consumida fue el mejor símbolo de desapego con lo efímero de la existencia. De regreso a Santa Fe, pidió que lo internara en un hospital público, "a donde van los pobres". Y tuvo tiempo, como una tregua que por añadidura le brindó la muerte, de recibir tantísimos homenajes y premios en vida. Esteban Laureano Maradona murió el 14 de enero de l995, luego de pedir sabiamente "no me aparten de mis costumbres cotidianas", en su cama y en silencio.

Las trescientas personas que acompañaron el cortejo optaron también por la mudez:

Una forma de preservar el sigilo de su amada selva.

SI QUE EL MUNDO NO SE OLVIDE DE ESTE MARADONA ESTEBAN LAUREANO.... EL QUE SE PORTÓ COMO DIOS, RECIBIO ESE NOMBRE PERO NO SE LO CREYÓ..





* Textos sobre Dr. Maradona extraídos del blog. de Heladio Gonzalez Rodriguez Toto

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