NUEVA VIDA!

jueves, 22 de mayo de 2008

Recuerdos del verano....parte II






































Cuando llegaron a la estación terminal, en Santa Fe Capital, la estaban
esperando unas tías, que ella no había visto nunca y entre ellas su tía Gringa.

Muchos besos y ajetreo para conseguir un coche que los llevara, y el corazón de la niña que se le salía por la boca:
- "Voy a ver a mis abuelitos!" - se repetía la negrita.

Y en menos de media hora llegaron a la casa de Don Damián (que así se llamaba el papá de su mamá)...

Había tanta gente que negrita se mareaba. Se habían reunido parientes de distintas edades, desde bebés hasta ancianos.... Todos contentos, abrazándose y hablando muy fuerte.

Y así negrita pudo decir que eso que estaba ocurriendo era totalmente
de su agrado.
- Qué lindo que es ver reunida a la familia. Sobretodo cuando son tantos! Ja Ja Ja !!! - y la niña se reía de nada y por todo.

Si! Negrita estaba feliz... muy feliz!

Y enseguida: A ponerse cómodos... Vamos a su habitación... Preparamos una comida rápida y ya vamos a buscar las jarras de cerveza helada...

Todos trataban de colaborar en algo hasta que la voz de Don Damián se escuchó clara y autoritaria:
- "Vamos! no molesten tanto che! A ver, vos Gringa: ayudá a que se acomoden bien y vos Viejo :( otro de los tios, que le decían así desde que nació) andá a buscar la cerveza, pero para mi vino nomás".
Y todos escucharon y todo se serenó.
Y a esto negrita tampoco se lo iba a olvidar nunca en su vida.
La autoridad de su abuelo, delante de todos y sobre todos, era impresionante! Y eso también la alegró a la negrita.

Y a partir de allí siguió el asombro de ver una mesa muy larga, servida bajo el alero del patio.

*Cómo el abuelo sentado a la cabecera, era el primero en servirse el vino en la copa y cortar el pan.
*Que la abuela, tan gringa ella, de grandes ojos celestes que hacían gala de su nomble estirpe Suiza, estaba pendiente de lo que decía o hacía su marido.
* Y luego en degradé todos en sus puestos: venían los hijos, los yernos y nueras, los nietos y los bisnietos.... todos sentados, en orden y "sin chistar", esperando que sea el momento de comenzar a comer.

Luego la siesta.
La siesta santafecina, calurosa, tranquila y silenciosa!
Había que descansar. Todo el mundo hacía su descanso para soportarla.
Pero negrita salió a la vereda. Tan distinta a la suya! Pero ella enseguida le encontró su encanto.
Esa vereda era pequeña, de pocas baldosas. La mitad era de tierra , con árboles amigables y con un profundo zanjón y después la calle.
La calle? De tierra!!! Por allí pasaba por la mañana y por la tarde una máquina regadora y aplanadora, para que la tierra convertida en polvo muy fino, no se levantara con el paso de los autos y molestara a la gente.

También mencioné el zanjón... pues por allí corría agua, no sé si de las piletas de las casas o de cuando baldeaban el patio... pero por allí corría agua. Y a negrita le fascinó que con una latita atada a un palo de escoba los niños del barrio salían a la puerta de sus casas y con ellos sacaban esa agua de la zanja y con ella rociaban la calle de tierra.
Fue muy cómico que negrita acostumbrada a trabajar, enseguida tomó esa actividad como propia y la calle de tierra que estaba enfrente de la casa de sus abuelos, mientras ella estuvo de visita, siempre fue la mejor regada, y siempre estaba húmeda.

Y negrita lo hacía porque por las noches salían sus abuelos, su familia y los tíos que vivían en el caserón o que estaban de visita, a sentarse en la oscuridad de la calle, con el croar de los sapos, y la luz que bailaba entre los árboles, y que apenas podía decirse que alumbraba la bocacalle de Artigas 37oo.-

Y cuando todos estaban afuera, iban los chicos con jarras muy grandes y allí nomás, a una cuadra, se las llenaban en la cervecería, con una cerveza rubia, espumosa, helada... Que negrita tomaba con mucho gusto y que no la emborrachaba.

-"Tomá tranquila un vaso, negrita! "- le decía su abuelo - "Que la cerveza de Santa Fe no emborracha a nadie."

Y negrita agradecida se empinaba un buen vaso, con la espuma rebalsando y luego: se reía feliz por lo rica que estaba y por los bigotes blancos que la misma le dejaba.

Así eran los días que pasaba en la casa de sus abuelos...
Conoció tíos, primos, primos segundos, primos sobrinos....
- "Quéseyo cuánta gente me besó, pero a algunos los recuerdo...a otros ni pío" - respondía negrita cuando le preguntaba sobre la familia que había conocido.

Con algunos paseó, fue de compras, jugó, charló... en fin... con otros peleó. (porque se ve que se pusieron celosos con la aparición de una presunta competencia).

Pero todo fue lindo, todo lo que ella podía recordar en ese mediodía de fin de otoño, era un verano muy feliz con premio y vacaciones incluídos.

Después de recordar tanto... plink! saltó de su umbral, levantó las hojas del diario El Mundo que había puesto para no enfriarse la cola. Miró para ambos lados antes de alejarse y....

Vio que por la derecha, venía rumbeando con su hijo de la mano, la señora robusta de olor a lavandina y a guiso, que el día anterior había hablado con su padre...

Se quedó quieta y esperó a que llegara hasta el portón....

Continuará........

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